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La misión primordial de un doctorado es desplegar la posibilidad de construir co- nocimientos cuya aplicación apunte a alcanzar transformaciones necesarias en una sociedad. Esta sencilla consideración supera la reducida perspectiva de que los estudios doctorales, al menos en nuestro país, deben limitarse a implementar procesos de fundamentación de orden cognitivista, preocupados apenas por un afán de actualización –imposible por demás– en temas específicos de un campo disciplinar. Esta pretensión de mero actualismo cognitivo, encierra una actitud facilista que se queda en la cómoda reiteración y consagración permanente de modelos y cánones teoréticos, lo mismo que en formatos de trabajo que no tienen efecto profundo ni transformador en la conciencia histórica o investigativa de los estudiantes de doctorado, ni mucho menos extensión positiva a los ámbitos críticos de la realidad histórica de un país que urge por ser pensado desde sus mismas entrañas y realidades.
Nuestro Doctorado Interinstitucional en Educación, en la perspectiva que orienta su cotidiano quehacer académico, exige por sobre todo, el acto de pensar el país, aproximarse a la comprensión de sus problemáticas sociales, políticas, económicas, científicas, estéticas, educativas, y ofrecer posibilidades de acción concreta que faciliten alcanzar metas colectivas y situar el país en un ámbito superior de la vida. Formarse en un doctorado equivale, en nuestro contexto institucional, a asumir un compromiso transformador, absoluta y radicalmente transformador de la existencia humana; si no es así, estamos perdiendo el tiempo o cayendo en la complicidad con quienes, por su miopía histórica, han impuesto unas condiciones de vida desdichadas e inhumanas que nos han llevado a pertenecer a la lista de países con mayor injusticia social en el mundo.
O la educación transforma y amplía la conciencia de los sujetos, o es apenas un distractor con el que se simulan condiciones, probablemente impostadas, sobre el destino y el sentido mismo de la existencia humana.
Tabla de Contenido
De la realidad a la fantasía: apuntes para una poética de la enseñanza de la literaturaCarlos Arturo Guevara Amórtegui Pag. 11-27
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Didáctica de la literatura: interdisciplina y sospechaPedro Baquero Másmela Pag. 29-48
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La palabra poética y la infanciaDaniel Hernández Rodríguez Pag. 49-55
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Acechos a la literatura juvenilHumberto Alexis Rodríguez Rodríguez Pag. 57-74
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Preguntas por la cuestión del canon literario en el ámbito de la escuela colombianaMiguel Ángel Nicholls Anzola Pag. 75-86
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Hacia un estado del arte en torno a problemas, tendencias, autores y obras de la literatura infantil y juvenil en colombia durante los últimos veinte años, implicaciones en la enseñanza de la literaturaMirian Glidis Borja Orozco, Arturo Alonso Galeano Pag. 87-104 Ver información del capitulo |
La literatura en la licenciatura en pedagogía infantil: una experiencia en construcciónArturo Alonso Galeano Pag. 105-125
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Vestigios de una tribuGermán Vargas Guillén, John Nomesqui, María Isabel Vargas Arbeláez Pag. 127-140 Ver información del capitulo |
Algunas vicisitudes de la enseñanza de la literaturaGuillermo Bustamante Zamudio Pag. 141-158
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La escuela como «campo» y la enseñanza de la literatura: entre marcos y desafíosSteven Bermúdez Antúnez Pag. 159-173
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Enseñar literatura: la apertura del canon, más allá de los métodos y de las guías de lecturaAlbino Chacón Pag. 175-186
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El mundo poético de Rilke en las Elegías de Duino y otros temasPedro Juan Aristizábal Hoyos Pag. 187-200
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Redes Sociales DIE-UD