En este artículo se expone una discusión filosófica, y en parte pedagógica o didáctica, sobre la performance titulada Vestigios de una tribu. Se presenta la ficha técnica, se caracterizan los aspectos teóricos y prácticos de su preparación y ejecución, se indica por qué y cómo se visitó el Museo del Oro en este proceso, se presenta una revisión sobre las dificultades que trae consigo investigar sobre nosotros mismos y el papel que pueden jugar Handlung, Happening y Performance en un proceso de revivificación de la experiencia originaria (Urerfahrung) tanto como de la forma originaria (Urform), se estudia por qué se introduce el uso de dulces dentro de la performance, y, se concluye con el examen del sentido de enterrar el espejo en la contera de la misma.
El desarrollo de la performance se basó en el estudio de obras clásicas del pensamiento latinoamericano: Popol Vuh y Yurupary; y en tres momentos estelares de la filosofía y la literatura latinomericana: América Latina: Largo viaje hacia sí misma de Leopoldo Zea; Los abuelos de cara blanca de Manuel Mejía Vallejo y El espejo enterrado de Carlos Fuentes.
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