[Bogotá, 27 de septiembre de 2024]. A pesar de la lluvia, el Auditorio Hermanos Sanjuan de la Facultad de Ciencias y Educación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, resplandecía aquella tarde del jueves 26 de septiembre de 2024. Una atmósfera solemne, cargada de emoción y expectativas, envolvía el lugar. La ceremonia de grado para los posgrados de la Facultad de Ciencias y Educación, entre ellos los graduandos del Doctorado Interinstitucional en Educación: Henry Alexander Ramírez Bernal y Nathaly Guerrero Guevara, no era una más en la larga historia de la universidad. Sus trayectorias destacadas, sus investigaciones transformadoras y el compromiso con la educación los hacían protagonistas de un evento lleno de significado.
Henry, con su espíritu investigador, había dedicado años a investigar “Posibles cambios en las concepciones de los profesores universitarios sobre las causas de los errores en el aprendizaje de las matemáticas”. Su tesis, dirigida por el profesor del Énfasis en Educación en Ciencias Bruno D´Amore, obtuvo la calificación de Laureada.
Nathaly, dirigida por el profesor del Énfasis en Educación en Ciencias, William Manuel Mora Penagos, se había enfocado en investigar “Las capacidades y competencias ambientales en la enseñanza de las ciencias: Una propuesta docente con estudiantes en educación media, en torno al cambio climático”.
Cuando el momento llegó, Nathaly Guerrero Guevara fue llamada al frente. Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba al estrado. Las luces del auditorio parecían brillar un poco más cuando recibió de manos del director del DIE-UD, doctor Rodolfo Vergel Causado, el diploma que la acreditaba como Doctor en Educación. Los aplausos se sintieron como un rugido de apoyo, de reconocimiento al esfuerzo y dedicación que había mostrado en cada paso del camino.
Henry Alexander Ramírez Bernal fue el siguiente en recibir su diploma. Mientras caminaba hacia el estrado, recordó las noches de estudio, los desafíos que había enfrentado como investigador comprometido con una causa tan importante. Sostuvo el diploma entre sus manos con una mezcla de alegría y responsabilidad. Sabía que, a partir de ese momento, su labor como doctor en educación sería aún más crucial para construir un sistema educativo más inclusivo y equitativo.
La ceremonia fue un reconocimiento a todo el camino recorrido, a las noches de trabajo incansable, a las veces que habían dudado, pero persistido, y al apoyo incondicional de sus familias y colegas, este fue solo el principio de una nueva etapa, una en la que, como doctores en educación, continuarían dedicando sus vidas a mejorar las oportunidades de aprendizaje para todos.
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