La premisa detrás del curso que estaba enseñando, Lenguaje, Cultura e Identidad, era, y sigue siendo, que Colombia es un país discriminatorio, y que los educadores, sin importar su disciplina, desempeñan un papel en la sensibilización sobre esto, y en la transformación de los prejuicios en aras de una sociedad mejor. Este curso buscaba desmantelar los discursos discriminatorios sobre raza, clase, orientación sexual y, por supuesto, género, con base en la interculturalidad crítica (Walsh, 2005). Estos dos últimos temas fueron los que promovieron las discusiones más ricas a medida que los estudiantes confrontaban sus creencias y experiencias.

La implementación de la pedagogía decolonial involucra tres elementos: una comprensión crítica de la historia, un reposicionamiento de las prácticas emancipadoras y un descentramiento de la episteme colonial (Díaz, 2010). Mi reto era hacer que estos elementos fueran prácticos para una clase con un nivel básico de inglés y con antecedentes culturales limitados. Las estrategias utilizadas fueron, primero, hacer preguntas a los estudiantes para activar su conocimiento previo y desencadenar curiosidad. En segundo lugar, durante la clase, elaborar algunas ‘mini-genealogías’ para explicar, mediante el uso de mapas mentales, de dónde provienen los diferentes discursos sobre raza, clase, orientación sexual y género. Tercero, y para enfatizar el vínculo teoría-práctica, solicitar a los estudiantes como tarea que vieran películas y leyeran textos de periódicos relacionados con los temas trabajados.