Esta línea se propone con el objetivo de revisar la educación en lenguas desde el punto de vista de la raza, de la racialización y la justicia social. Partiendo de los supuestos planteados en la teoría crítica de la raza y la decolonialidad (Delgado & Stefancic, 2001, Mignolo, 2000; 2005; Castro-Gomez, 2000; 2005), esta línea plantea que la sociedad está organizada bajo estructuras racializadas que históricamente han funcionado como el mantra que ha mantenido relaciones de poder entre diferentes grupos sociales y, en estas formaciones, unos han resultado privilegiados y otros se han mantenido al margen (Delgado & Stefancic, 2005). Así pues, por un lado, surge la idea de que la educación como institución social ha contribuido con la reproducción de prácticas discriminatorias tanto en los mismos objetivos de la educación como en sus prácticas y sus formas de organización (Leonardo, 2002, 2014; Gillborn, 1998; Ladsen-Bilings, 2004, 2006; Banks, 2002). Por lo tanto, las instituciones y prácticas educativas son susceptibles de análisis para entender la forma en que esas prácticas discriminatorias se han naturalizado. Por otro lado, el lenguaje juega un rol fundamental para comprender dichas prácticas, ya que es, por medio de este, que se configuran identidades raciales y racializadas (Kubota & Lyn, 2006, Kubota, 2020) en intersección con otras categorías como la clase o el género. Desde este enfoque, esta línea busca en primera instancia, desenmascarar las estructuras de poder que se han instituido en las prácticas educativas de los contextos de educación de lenguas y, en segunda instancia, identificar discursos y prácticas que manifiestan resistencia o transformaciones a este fenómeno social.
Propósitos, objetivos y metas
El propósito de esta línea de investigación busca fortalecer una mirada crítica y decolonial sobre la educación en lenguas para así develar relaciones de poder en sus prácticas a nivel macro, meso y micro. A nivel macro se entienden las prácticas que toman forma en los discursos de políticas a nivel internacional, nacional e institucional sobre las prácticas educativas, a nivel meso, los discursos cotidianos que circulan a nivel social sobre esas prácticas (teniendo en cuenta que hoy en día pueden materializarse en personas o medios interactivos como el internet) y en los niveles micro, que son los que se refieren concretamente a las prácticas educativas en el contexto del aula (Bonilla-Medina, 2018). Dichas exploraciones se hacen fundamentalmente desde aproximaciones metodológicas como las del análisis del discurso o las narrativas. Sin embargo, también hay cabida para utilizar estas en fundamento o complementariedad con otras formas investigativas como la etnografía u otras de corte decolonial. Esta propuesta de análisis investigativo de prácticas en la educación en lenguas busca que el desmantelamiento de prácticas y discursos racializados y en intersección con otras categorías como la clase o el género sea la base para identificar también formas de resistencia que coadyuven a transformar prácticas de discriminación.
Metodología
Como se dijo anteriormente, la metodología que se plantea para este abordaje investigativo de la educación en lenguas desde una perspectiva de la raza y su intersección con otras categorías como la clase y el género, el análisis discursivo es un procedimiento coherente y significativo. La teoría crítica de la raza y la decolonialidad tienen rasgos en común que marcan la preocupación por entender estructuras sociales racializadas, la lucha por comprenderlas y se erigen en la búsqueda de perspectivas que favorezcan la justicia social. Dichas teorías son marcos epistemológicos que se han aproximado a la investigación desarrollando formas metodológicas propias apoyadas en orientaciones de la investigación cualitativa y sus ontologías. Sin embargo, también se han suplido frecuentemente del análisis discursivo ya que sus características son compatibles y complementarias ante la problematización de la realidad y las formas de darle explicación al mundo. A manera de ilustración, Philips & Jorgensen (2002) establecen principios comunes a las diferentes formas del análisis discursivo que coinciden con los postulados de estos dos marcos. Primero; una posición crítica al conocimiento que se da por sentado teniendo en cuenta que la realidad es un producto de nuestra categorización del mundo. Segundo, que el lenguaje, al igual que la raza, tienen una especificidad histórica y cultural porque son construcciones sociales. Tercero, que hay una conexión entre conocimiento, prácticas sociales y la acción social debido a que existe una competencia por la verdad entre las diferentes comunidades y sus valores manteniendo lo que es posible y lo que es impensable. Cuarto, que el discurso no es solo el reflejo de la realidad sino que también la constituye. Quinto que las representaciones ganan significado a través del discurso y finalmente, que el discurso es flexible e inestable.
Para más información consultar archivo anexo
Vinculación
Nombre | Función |
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Sandra Ximena Bonilla Medina | Directora |
Published the
Redes Sociales DIE-UD