En Colombia la ley 115 de 1994 (Ley General de Educación), introdujo en su texto un concepto de áreas obligatorias, que posteriormente en el currículo escolar se traduce en trece o catorce asignaturas que debe “ver” el estudiante, situación que conduce a que los estudiantes no aprendan casi nada verdaderamente importante (García & Pinilla, 2007).
Ante este panorama es necesario estructurar propuestas en el diseño curricular para los estudiantes de básica primaria, que propenda por el desarrollo de habilidades de pensamiento de orden superior, teniendo en cuenta que el interés y las actitudes hacia la ciencia se generan antes de los 14 años, por lo que es en las etapas básicas donde más se debe cuidar la educación científica (Osborne & Dillon, 2008), e iniciar los procesos de alfabetización científica que permitan formar ciudadanos que afronten los problemas de la sociedad inmersa en un desarrollo científico y tecnológico.
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