El campo Comunicación–Educación surgió en la década de 1970 en América Latina y el Caribe a partir del presupuesto de que estos dos aspectos, que bien podrían entenderse como procesos, prácticas y productos de las sociedades, sirven no solo para reproducir el orden social sino también para aportar al cambio social y la liberación. En esta dirección, las perspectivas de educadores y comunicadores populares como Paulo Freire (2005), Mario Kaplún (1998), Francisco Gutiérrez y Daniel Prieto Castillo (1992), Rosa María Alfaro (1996), María Cristina Mata (2011) y Jorge Huergo (2000), entre otros, asumieron que las prácticas de Comunicación-Educación se despliegan, casi siempre, entre las lógicas del poder y la resistencia, y entre los conflictos por la continuidad y por el cambio social y cultural. Parte de estas tensiones que constituyeron el campo desde ese momento se enmarcaron, a su vez, en los llamados procesos transicionales en la región, los cuales comprendían el tránsito de la guerra a la paz; el tránsito de la dictadura a la democracia; el tránsito de la pobreza y la injusticia al desarrollo social; y el tránsito de la represión a los derechos y las libertades políticas.
Published the
Redes Sociales DIE-UD