Sabido es que desde sus orígenes, la Universidad ha sido la agremiación de maestros y alumnos en torno al saber, su búsqueda y transmisión. Esto justifica, en esta ocasión, nuestra preocupación por pensar a sus profesores a lo largo de la historia de la Universidad de Córdoba, en tanto ellos reflejaron y reflejan en sus actividades diarias el mundo del saber de cada época, al tiempo que sus sueños e insatisfacciones nos permiten vislumbrar las funciones y disfunciones de la institución.
Las primeras preguntas que debemos hacernos, entonces, son ¿cómo estudiarlos?, ¿qué métodos utilizar?, ¿cómo debemos proceder para no incurrir en nuestro análisis en caminos ya trillados? Es decir, cómo hacer para no caer en perspectivas ajenas, teniendo en cuenta nuestra realidad.
Para contestar estos interrogantes el investigador debe partir de la propia formación y experiencia, y buscar una metodología que le permita efectuar comparaciones con los mecanismos de sistemas análogos; luego, si el estado del arte no permite echar mano de una teoría preexistente y se agotó la etapa heurística, es conveniente avanzar en la formulación del propio marco teórico. Esto no siempre es posible o fácil de concretar, en tanto este momento es, tal vez, uno de los más laboriosos de cualquier investigación científica.
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