El artículo considera algunas implicaciones propias del concepto misterio estético que, según Roger Chartier, aproxima ciertos elementos que gobiernan la producción y la recepción de los textos literarios. Ahora bien, para lograr tal fin, acudimos a reflexiones instaladas en la semiótica, la teoría literaria y la filosofía del lenguaje. Posteriormente, ensayamos las digresiones en el caso del personaje Rebeca,de Cien años de Soledad, apoyados en los principios metódicos sugeridos por Barthes, quien propone que todo texto debe ser analizado a la luz de una teoría liberadora del significante; y en Larrosa, para quien la lectura literaria instala una experiencia imaginativa transformadora. Los resultados de tal intervención dejan ver cómo el esfuerzo por demostrar una experiencia estética obliga a la labor de desenmascaramiento de la compleja red de asociaciones significantes que demoran la captura del sentido, al tiempo que sugiere claves para seguir enriqueciendo reflexiones pedagógicas sobre la enseñanza de la literatura.
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