La formación de profesores de matemáticas (inicial y en propuestas de desarrollo profesional) debe proporcionar conocimiento que permita a los profesores desarrollar su capacidad de reconocer e interpretar los elementos relevantes en una situación de enseñanza de las matemáticas como paso previo a decidir qué hacer a continuación. Un reto importante, al que se enfrenta el formador de profesores es el de proporcionar los medios para que los futuros profesores y profesores en ejercicio puedan usar las ideas de la didáctica de la matemática necesarias para propiciar aprendizajes en sus estudiantes y generar nuevo conocimiento desde la propia práctica.

Comprender el desarrollo de esta competencia docente y los contextos que pueden apoyarla es en estos momentos una agenda de investigación internacionalmente reconocida en el ámbito de la Educación Matemática (Cai, Middleton, Schack, & Fisher, 2017).
Ivars et al. (2020) afirman que una enseñanza eficaz implica observar a los estudiantes, escuchar atentamente sus ideas y explicaciones, planificar los objetivos y utilizar la información para tomar decisiones de instrucción. Este hecho obliga a los profesores a desarrollar una mayor flexibilidad para “darse cuenta” o reconocer el pensamiento de los estudiantes mientras están enseñando (van Es & Sherin, 2002), a tomar conciencia  de lo que ocurre en sus aulas y de cómo debe realizar la gestión del proceso enseñanza-aprendizaje (Mason, 2002, 2017; Bohórquez & D’Amore, 2018).

“Darse cuenta” es un movimiento o cambio de atención por parte del profesor (Mason, 2011). Esto implica, según el autor, que hay un aumento de la sensibilidad por parte del profesor a los detalles de las situaciones de aprendizaje, evitando juicios, contenido emocional y las generalidades. Según Ivars et al. (2020), estos procesos de atención de micro-nivel establecidos por Mason (2011) pueden verse en las tres habilidades interrelacionadas que mencionan Jacobs, Lamb y Philipp (2010) en la caracterización de la competencia docente “mirar profesionalmente”.

Las tres habilidades a las que se refieren Jacobs et al.  (2010) son: identificar los elementos matemáticos relevantes en las estrategias de los estudiantes; interpretarlos y decidir qué hacer en la enseñanza con base a las comprensiones de los estudiantes.
La competencia docente “mirar profesionalmente” y su relación con la construcción del pensamiento matemático de los niños ha demostrado ser un terreno fértil y vigente para los investigadores de la educación matemática, en particular en trabajos de investigación doctoral razón por la cual se propone en esta sub-línea.

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