Mi trabajo de investigación doctoral me permitió reflexionar críticamente sobre los procesos de la formación académica de los docentes de inglés. Con respecto a esto último, es posible identificar que gran parte de los programas curriculares para profesores todavía están centrados en la reproducción de prácticas, didácticas y modelos de enseñanza que apuntan al aprendizaje efectivo de una lengua extranjera (Pennycook, 1990; Kumaravadivelu, 2001, Castañeda, 2009). Debido a esto, la formación de los y las profesoras, en particular los de inglés, ha sido criticada y percibida como una formación técnica en la que todavía hay un enfoque prescriptivo sobre cómo enseñar una lengua extranjera; esto hace que los y las docentes de inglés sean posicionados como instructores más que como educadores (Cárdenas et al., 2010; Viera & Moreira 2008 citado en Fandiño Parra et al., 2016; Zafra & Borbón, 2006). Esta tendencia a un énfasis sobre la prescripción y la reproducción de modelos para la enseñanza representa una dificultad para poder comprender el ejercicio de la docencia más allá de una práctica didáctica en la que las y los docentes se puedan ver como actores importantes en la construcción de un país en paz, un país en donde ellos/ellas deben educar bajo principios democráticos [Ley 115, artículo 2].
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