La Cátedra Doctoral en esta oportunidad se propone, con mucha sabiduría, como un escenario para la discusión desde categorías generales como lenguaje, educación, sujetos y sentidos. Luego nos convoca a situarnos allí y desde este lugar proponer relaciones y posiciones que aporten a tejer distintas miradas y modos de articular, de estudiar y de construir interpretaciones sobre estas categorías para conformar un foro de voces, enfoques, aproximaciones y propuestas en la relación entre lenguaje y educación. Por supuesto, de eso se trata una cátedra.

Desde mi particular experiencia de profesora e investigadora de problemas del lenguaje en relación con los aprendizajes en contextos escolares y académicos, he optado por proponer en este espacio una reflexión en términos de acciones, de acciones discursivas más precisamente, pero desde la perspectiva de la relación investigación-educación. Considero que esta oportunidad de interlocución en la cátedra favorece presentar justamente los sesgos y los caminos emprendidos en nuestras rutas de investigación y de formación doctoral, posgradual en general y de pregrado. En este caso, pretendo proponer una relación de orden ético y epistemológico entre investigación y educación en el campo del lenguaje y la comunicación (LyC), en tanto partimos de considerar la necesidad de investigar para comprender y para aportar conocimientos al campo de la pedagogía y la didáctica del lenguaje. A lo largo de mi vida de profesora de lenguaje, especialmente dedicada a la formación de profesores, he consolidado la convicción de que esta es una relación necesaria e ineludible en educación: investigar-formar-investigar.