Para algunos especialistas, como psicólogos, pedagogos, médicos y juristas, el siglo XX representó el siglo del niño. En lo que respecta a la práctica jurídica en la primera mitad del siglo XX, se presentaron situaciones como la Declaración de Ginebra, de 1929, en la que se reconoció a los niños en la categoría de seres humanos. En este pasaje histórico podríamos traer a colación también la Asamblea de naciones Unidas, de 1949, en la que se aprobó de manera unánime la Convención de los Derechos de los niños.
Luego, a mediados del siglo XX, en el hemisferio occidental, se terminó de materializar un discurso globalizante en torno a la infancia, pues no de manera gratuita se constituyeron organizaciones internacionales como la UNICEF, la cual planteó una discursividad particular en torno a la constitución de un nuevo tipo de sujeto, como lo es la infancia, portadora de unos derechos y de una identidad en el escenario público. En el ámbito internacional, los derechos reconocidos a la infancia a lo largo de la segunda mitad del siglo XX dieron cuenta de las formas de interrelacionarse entre la infancia y los adultos como grupos y categorías sociales. La anterior mirada se centró en torno a los derechos de la infancia y ha determinado los análisis hasta ahora realizados frente al tema. (...)
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