La Tierra está saliendo de la época geológica del Holoceno y entrando en una nueva era llamada Antropoceno, concepto generalizado a partir del 2008 que entiende a la especie humana como fuerza geológica generadora de un “cambio global” incontrolable (López, 2016) —iniciado con la Revolución Industrial—, que afecta seriamente las condiciones climáticas y geológicas, así como la diversidad del planeta. Este cambio global, que altera la capacidad de la Tierra para sustentar la vida, se entiende como un fenómeno de gran complejidad, que ocurre a un ritmo vertiginoso en comparación con la velocidad natural del planeta y que comprende un conjunto de cambios (ambientales, sociales, económicos, culturales y educativos) de origen tanto humano como natural, que incluyen el calentamiento atmosférico global y el cambio climático.

Desde el punto de vista tecnocientífico, se puede decir que estamos en un tránsito de la edad industrial, que comprende los siglos xix y xx, a la edad digital del siglo xxi (caracterizada por la computación, la inteligencia artificial, la aceleración del cambio, la omniconectividad, la ubicuidad y la macroescala del procesamiento y transmisión de datos), cambio que acarrea tres tipos de riesgos globales (Harari, 2021; Sachs, 2021)