El propósito de este artículo es reflexionar sobre los orígenes sociohistóricos de las discriminaciones que gobiernan las interacciones en nuestra cultura. Para ello, se analiza el soporte que ha promocionado tanto las prácticas discursivas explícitas de la exclusión como las versiones más (di)simuladas y que, traspuestas en tratamiento cortés, también alejan al diferente. Esto se ejemplifica con dos casos frecuentes del habla coloquial andina. Los resultados permiten encontrar que la causa de este comportamiento se alimenta de las herencias que nos dejaron los fundadores y colonizadores judeoconversos, y se concluye que uno de sus legados a las sociedades iberoamericanas es la perpetuación del complejo de Colón, emparentado con el síndrome de Caín. Al final, se propone como una salida a esta tendencia histórica la divulgación de tal herencia y sus efectos sociales.
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