Este artículo pretende demostrar cómo culturalmente la discapacidad ha sido relacionada solamente con los déficits de las estructuras o funciones corporales -condición de salud-, mas, desde una postura social ésta se comprende como una situación generada por las representaciones sociales que se han construido en torno a la deficiencia. Dichas representaciones son fruto del estereotipo que se ha tejido a su alrededor, contrario al de persona apta que priorizó la modernidad en sus inicios.
Al avanzar la ciencia y luego de los movimientos sociales que se generaron con tanta fuerza en los años 50 y 60 en el mundo, se inicia un reconocimiento de las potencialidades de las personas en situación de discapacidad y del valor de la diversidad. Sólo a través de la comprensión de la diversidad de los sujetos se puede ir deconstruyendo muy lentamente el mundo de significados que se le han dado a la persona a través de la utilización de adjetivos que luego son sustantivados: el ciego, el sordo, entre otros.
Al comprender la diversidad como algo inherente al ser humano, el artículo propone la transformación de las prácticas educativas, de tal forma que en la escuela se pueda atender, respetar y potenciar la diferencia, invitación que sugiere la construcción de un nuevo etthos educativo.
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Redes Sociales DIE-UD