Desde hace unas 3 décadas, el campo de los estudios sociales y educativos ha protagonizado un creciente interés por las dimensiones culturales y subjetivas de las prácticas sociales y educativas, luego de un prolongado eclipsamiento por parte de las perspectivas y teorías sociales clásicas, funcionalistas y estructuralistas, obsesionadas por la objetividad, la determinación, el dato empírico observable, lo sistémico y la abstracción. En efecto, en las últimas décadas, irrumpen el vocabulario de los estudios sociales y educativos, categorías tales como representaciones, imaginarios, subjetivación, creencias, sentidos, narrativas y significados.

Durante el semestre anterior, ofrecimos un seminario que hizo énfasis en la dimensión imaginaria de la vida social e individual, asunto que ha sido abordado y configurado desde diferentes disciplinas como la filosofía, el sicoanálisis, la antropología cultural, la historia y los estudios culturales. Sea asumido como Lo imaginario, el imaginario cultural imaginación simbólica, imaginación poética y narrativa, dicha aproximación a la comprensión de lo humano más allá y más acá de lo racional, nos permitió reconocer su complejidad y pluralidad ontológica, así como su potencial para el análisis social y educativo; ello nos permitió reconocer su plasticidad, por ser flujo o magma irriga todas las instancias de la vida individual y social generando sentido; también fuente de sentido y mediación simbólica; también que precede a los sujetos y los constituye, y a su vez transformado en la historia por las prácticas sociales y proveedor de sentidos y de visiones de futuro.