La construcción de ideas sobre el poder en el mundo occidental ha sido una empresa permanente que, específicamente, desde finales del siglo XIX, en el contexto de la consolidación de los estados nacionales y la legitimación de la ciencia moderna, ha procurado ofrecer conceptos y teorías para reconocer aquellas limitaciones y/o potencialidades que permiten alcanzar ciertas aspiraciones sociales, por ejemplo la libertad, la felicidad, la dignidad y el bienestar. Cuenta de ello dan algunos sistemas explicativos producidos a través de la filosofía política, la ciencia política, la sociología, la historia y la economía, que eventualmente han transitado de las teorías a las políticas públicas.