Los autores de este artículo somos, ambos, miembros de la comunidad TESOL. A medida que hemos crecido como profesionales de la educación del lenguaje, nuestras ideas, creencias, y prácticas han cambiado. Empezamos, como muchos profesores de inglés, pensando que enseñar inglés era una actividad inocente que consistía simplemente en enseñar estructuras, pronunciación, hacer ejercicios de repetición para practicar dichas estructuras, y de vez en cuando presentar algún elemento cultural interesante (generalmente estereotípico), para sentir que estábamos enseñando ‘cultura’. Nuestras ideas y prácticas iniciales fueron el resultado de la forma en la que fuimos educados como docentes desde el pregrado y más tarde, por los cursos de capacitación, seminarios y congresos a los que asistimos (cf. GONZÁLEZ, 2003). (....)