El espectáculo del fútbol es un despliegue colorido y mágico, una verdadera fiesta que suscita en quien la vive fascinación, asombro, pasión, euforia desmedida e incluso enajenación de los sentidos. Considerado por algunos estudiosos del tema, como el fenómeno de masas por excelencia del siglo XX, se desarrolla en una dinámica que atrapa, no conoce límites ni fronteras, y en torno a él se convocan sus seguidores sin distinción de clases, nacionalidades u otras diferencias. El fútbol se constituye en un lenguaje universal que se puede practicar en cualquier espacio, genera hermandad, minimiza las fronteras sociales, que igual hace vibrar a unos y a otros en un frenesí e incluso, en ese apasionamiento desbordado logra trastornar al aficionado en tal forma, que lo conduce a ejercer una violencia desmedida en la defensa a ultranza de su equipo.

Este estudio, es una aproximación a la violencia escolar ejercida por jóvenes que están relacionados con el fenómeno de las barras bravas en un intento por establecer si las violencias que se viven al interior de la escuela pueden asociarse con ésta problemática. El marco teórico y estado del arte permiten presentar un contexto para la situación y retomar conceptos relativos a la misma entre los que se destacan violencia, violencia escolar, violencia juvenil, fútbol y barras bravas. Se toma como método de trabajo la IAP y la metodología que se aplicó corresponde a los Núcleos de Educación Familiar –NEF- para la prevención de las violencias microsociales, que permite la participación de los implicados en la solución de las problemáticas. Es un esquema de trabajo desarrollado por escenarios (sujeto, familia, escuela y barrio) y por etapas metodológicas (encuentros, exploratorios, recorridos, desplazamientos, transformaciones).

Es la intención de las investigadoras que el trabajo contribuya al reconocimiento, manejo y solución de una de las muchas violencias que circulan en la escuela, a fin de aportar alternativas de solución que impacten la política local y que vinculen a todos los actores sociales en la construcción de espacios de convivencia para las niñas, niños y jóvenes, en pro del fortalecimiento de una cultura ciudadana que propicie la formación para la vida, promueva una visión esperanzadora, reconstruya el tejido social y les permita ser sujetos de cambio en su comunidad.