La Universidad Ixil no es sólo un espacio conceptual alternativo a los modelos de desarrollo occidentales. Propone una reivindicación de la dignidad del pueblo Ixil partiendo de una experiencia humana, de las necesidades sentidas y de la educación. La palabra, los ancianos y los ancestros se convierten en sujeto pedagógico para que las futuras generaciones alcancen procesos de desarrollo desde su propia perspectiva en un proyecto articulado sobre la identidad, sobre la pertenencia a un conjunto, lo que constituye uno de los objetivos de la educación.

En Ixil se da una lectura de la realidad distinta a la occidental, una cosmovisión propia que no pretende compararse con el resto, pero que es reivindicada como propia. Los recursos naturales, los bosques, los ríos, las montañas y el agua se convierten en maestros en este proceso educativo, reemplazando de manera sistemática las categorías utilizadas en occidente para analizar la realidad por otras que surgen de la tierra, de los espíritus, de los dioses. Todo esto configura un material educativo al servicio de un desarrollo que no es neutral ni inocente, ni tan siquiera indigenista.

Un modelo formativo que plantea los problemas de la economía del desarrollo, de la administración de los recursos, de la alimentación, etc. a través de dos acciones formativas: una sobre el pensamiento maya Ixil para el buen vivir y una licenciatura en desarrollo rural comunitario.

Pablo Ceto