Observatorio mediático escolar: un espacio para la lectura y la comprensión de los lenguajes digitales y su relación con el poder

Las juventudes contemporáneas y, concretamente las escolares, se encuentran en una constante interacción con entornos mediáticos y digitales. Usuarios de redes, dispositivos y tecnologías, los jóvenes de este tiempo se caracterizan por conocer las estructuras, elementos constitutivos y organizaciones de las redes, así como también las estrategias de publicación, visibilización y seguimiento de mensajes en los entornos transmediáticos y multipantallas contemporáneos. De igual manera, las nuevas generaciones, denominadas como App (Gardner, 2016), # o @ (Feixa, 2015), multimedia (Morduchowicz, 2010) e incluso transmedia, no solamente se encuentran más allá de la denominación genérica de nativos digitales (Piscitelli, 2006), sino que se han convertido en sujetos con la capacidad de reconocer las condiciones que definen el uso de sus dispositivos y su posible papel activo como productores de medios en los escenarios de sus cotidianidades, sin dejar de lado la experimentación con nuevos modos de leer y escribir propios de los entornos digitales.

Los estudiantes y, particularmente aquellos sujetos activos presentes en los escenarios educativos no pueden considerarse bajo ninguna circunstancia como ajenos o distantes de los contextos digitales, sino mejor como usuarios que pueden convertirse, en el espacio educativo, en el aliado estratégico para consolidar procesos de comprensión de lenguajes mediáticos que, como los contemporáneos, exigen de nuevos contratos de lectura, capaces de identificar los mensajes, estrategias y construcciones de sentido que aparecen con los espacios de la digitalización. Esto implica, por ejemplo, la comprensión de entornos como los de redes sociales como Twitter, no solamente como espacios para una posible libertad de información y opinión, sino, como lo ha planteado Van Dijck (2015), plataformas pensadas desde la conectividad, no entre usuarios y usuarios, sino entre empresas y clientes. Todo ello son dejar de lado las estructuras algorítmicas que, como lo ha estudiado Peirano (2018), no solo son espacios adecuados para el perfilamiento, el rastreo y el diseño de gustos y necesidades, sino para hacer visible la idea según la cual, en términos políticos, las interfaces no son transparentes (Scolari, 2018). Asumir estas condiciones, paradójicas, complejas, de estructuras en las que se juega, por ejemplo, el diseño del gusto, la construcción de perfiles, el posicionamiento de ciertas opiniones e incluso la destrucción de la comunidad al ser reemplazada por el enjambre (Han, 2017), implica entonces, llevar a la escuela estrategias en las que, en conjunto con una participación activa de los estudiantes como sujetos que habitan la red, empezar a construir las condiciones para identificar los caminos y rutas posibles para analizar los modos en los que se lee, se escribe y se construye el sentido en tiempos móviles, acelerados y contradictorios como los actuales.

La presente propuesta, busca, en consecuencia, más que convertirse en un ejercicio de trabajo de tipo vertical en la interacción docente – estudiante, posicionarse como un trabajo de co-creación horizontal, en la que una estrategia como el observatorio de medios escolar, se convierta en el punto de partida para generar un colaboratorio de saberes, de intercambio de ideas, de debate y convergencia entre educandos y profesora. En otras palabras, se trata de un ejercicio de descubrimiento e interacción, de diálogo de saberes, de caminar juntos en el proceso de, mediante el análisis mediático, en un movimiento de reflexión-acción, poder crear las condiciones para identificar ¿qué condiciones tienen los lenguajes, las lecturas, las escrituras y los procesos de alfabetización y literacidad en los entornos escolares?, de manera que la respuesta a tal cuestionamiento sea susceptible de construirse en conjunto y de manera colegiada, en aras de poder asumir con ello el tremendo desafío que presenta un contexto como el actual, en el que las redes ofrecen la paradoja de ser tanto espacios para una aparente libertad, como los lugares para el control y el dominio en términos políticos.

Esta investigación parte, en consecuencia, de la problematización que representa la lectura, comprensión y apropiación de los lenguajes mediáticos contemporáneos en la escuela y los modos en los que en las pantallas se presentan una serie de relaciones de poder contenidas en sus sistemas simbólicos y discursivos frente a los que es preciso identificar las técnicas, procesos y posibilidades de trabajo crítico y analítico que puedan desarrollarse por parte de los estudiantes de educación básica secundaria. Esta problemática se explica en la medida en que, en las sociedades contemporáneas, los ecosistemas comunicativos, mediáticos y digitales han comenzado a jugar un papel cada vez más importante, no solo por la omnipresencia de los dispositivos como resultado del avance de la digitalización, sino también por las formas en las que se ha desarrollado un conjunto de mediaciones e interacciones entre los medios y los sujetos que termina por hacer visibles a los entornos digitales, como interfaces con las que interactúan los usuarios y como dispositivos culturales en los que se integran un conjunto de lenguajes, elementos simbólicos y discursivos con una serie de relaciones de poder que se corresponden con las profundas transformaciones propias del avance del capitalismo avanzado. Esta importancia de los ecosistemas mediáticos y digitales evidencia de manera contundente los modos en los que en la actualidad las relaciones entre comunicación y poder; por un lado, se han movido de los medios tradicionales y análogos a las redes y las tecnologías móviles, y, por otro, han consolidado toda una serie de contenidos y configuraciones simbólicas que se expresan en diversos lenguajes que circulan por salas de chat, comentarios en redes, memes y en general por los diferentes entornos digitales por los que pasan las interacciones actuales entre los sujetos. El problema radica, en esta medida, en que si bien los lenguajes digitales juegan esta posición estratégica en las sociedades actuales, en el caso de las audiencias y, particularmente en los procesos interpretativos y de literacidad que se desarrollan en la escuela, como se evidencia en el estado del arte del presente proyecto, no se cuenta con los suficientes elementos, herramientas y esquemas analíticos que permitan el desarrollo de una comprensión profunda de los contenidos, sentidos y significaciones que se construyen desde los entornos mediáticos contemporáneos; lo que implica tanto la identificación de la naturaleza y especificidad de sus lenguajes como las profundas conexiones que se establecen con diversos modos en los que se comunican, difunden y configuran las diversas relaciones de poder presentes en los contextos actuales. Es así como, en la escuela pública colombiana y, particularmente en el caso de Bogotá, se hace visible un conjunto de problemáticas en la comprensión de las relaciones entre comunicación y poder en los ecosistemas digitales que pasan tanto por la carencia de recursos tecnológicos, como por la escasa presencia de recursos y herramientas educativas en las que se hagan visibles los procesos de alfabetización digital más allá de la instrumentalización de las tecnologías o los debates entre posiciones tecnófilas o tecnófobas acerca de la inclusión de los medios y los recursos tecnológicos en el ámbito escolar. Una problemática que se hace latente en la IED Francisco de Paula Santander, (colegio perteneciente a la red de colegios públicos de Bogotá) tanto por las condiciones anteriormente señaladas como por la presencia de una paradoja propia de los contextos digitales: el hecho de contar con dispositivos y redes, pero de no estar en condiciones para hacer uso de ellos por encima de una serie de usos instrumentales. De esta forma, el proyecto plantea la necesidad de construir caminos de transformación en lo que tiene que ver con la postura que asumen los estudiantes frente a los contenidos que ven y con los que interactúan a diario, para así, desde un posicionamiento crítico, constituirse en audiencias alfabetizadas. Ante tales retos de orden crítico, en lo relativo al marco teórico, en el presente proyecto se ha construido una red conceptual fundamental que será usada como punto de partida para la reflexión acerca de los procesos de comprensión y apropiación de los medios, así como también para el acompañamiento reflexivo en el desarrollo del Observatorio Mediático Escolar como una estrategia y mediación en permanente construcción y reflexión. Ahora bien, el Observatorio se ha venido desarrollando en el escenario educativo del colegio IED Francisco de Paula Santander siendo un espacio para la lectura, discusión, crítica y análisis de medios audiovisuales, principalmente en el entorno publicitario y con una pequeña mirada a las redes sociales de algunas piezas comunicativas establecidas y seleccionadas con el conjunto de estudiantes con el propósito de llevar a cabo el estudio de los modos en los que se movilizan ciertas relaciones de poder en la configuración de una performatividad ligada, en principio a cuestiones como la discriminación social y la cuestión género. Sin embargo, con la aparición de esos nuevos contextos y retos como los que se han explicado con anterioridad, el Observatorio se encuentra ante el reto de consolidarse no solo como un espacio de carácter crítico y reflexivo, sino también que pueda responder ante esas nuevas arenas de disputa por el sentido que se encuentran en las redes de uso cotidiano de los jóvenes. Para esta apuesta teórica, en consecuencia, se tienen en cuenta tres ejes principales que comienzan en primer lugar con la concepción de las interfaces y los medios como lenguajes, para lo cual se toma como base los trabajos de Eliseo Verón (2004) y Carlos Scolari (2004), de manera que se logre hacer visible el modo en el que los sistemas mediáticos son ante todo un conjunto semiótico profundamente conectado con diversos elementos y dispositivos culturales. En segundo lugar, el planteamiento de las alfabetizaciones y literacidades en una perspectiva de orden múltiple, esto es, en la combinación de diversos niveles analíticos que van desde lo técnico a lo crítico y que reconocen la importancia de los constructos narrativos y semióticos en la organización de los mensajes mediáticos y en el uso de múltiples recursos entre la imagen, el algoritmo y la velocidad de las redes, en consonancia con la perspectiva, entre otros, de Huergo (2015), Cassany (2013), así como Gutiérrez-Martin (2003), y lo que tiene que ver con los procesos de alfabetización mediática con Aguaded (2012. En tercer lugar, se toma como referencia una concepción de la educación que le reconoce como un proceso de resistencia, crítica y búsqueda de la libertad, a la luz del pensamiento de Freire (1967) Mc Laren (1990) y Giroux (2018).Por último, encontramos la relación entre comunicación y poder construida bajo las apuestas conceptuales de Castells (2009), Foucault (2004) y Han (2018); así como Hard y Negri (2015) desde una apuesta que analiza las relaciones de poder a través de los dispositivos tecnológicos. En esta medida, en el establecimiento de las conexiones entre estas cuatro dimensiones conceptuales, se formula la relación entre comunicación y educación como un ejercicio político que se hace visible en la construcción de procesos que pueden desarrollar los estudiantes para analizar problemáticas propias de las relaciones de poder que se expresan y contienen en los medios y las tecnologías digitales, de modo que las posibilidades analíticas permitan establecer rutas posibles para la consolidación de procesos de alfabetización mediática en la escuela.

En cuanto a la cuestión metodológica, se trata de una investigación-acción en educación (Elliot, 1993) con enfoque cualitativo, en un ejercicio de corte inductivo que se centra en la reflexión y la acción en el contexto de la práctica educativa, a través de la puesta en marcha de un Colaboratorio. Así, la idea es plantear el observatorio mediático escolar como una estrategia de mediación pedagógica que contempla 4 fases no secuenciales: una primera correspondiente a la caracterización, la segunda referida a un ejercicio de colaboratorio, la tercera, entendida como un ejercicio de creación así como de autoevaluación, co-evaluación y una cuarta referida al análisis de datos, triangulación y procesamiento de información. Todas ellas se realizarán en el marco del Observatorio Mediático Escolar, el cual se construye como un espacio concebido para la revisión de contenidos que circulan en los medios y que tienen un fuerte influjo en la cotidianidad de los estudiantes, de modo que son los participantes quienes coadyuvan y participan directamente en la elección de contenidos del Observatorio, el cual está regido por dos parámetros centrales: por un lado, el valor significativo para las cotidianidades de los jóvenes y por otro, el uso de recursos y presencia en redes del material seleccionado como objeto de análisis en el observatorio.